Los adolescentes que mantienen relaciones sexuales completas asumen básicamente dos riesgos: el embarazo no deseado y las enfermedades de transmisión sexual (SIDA, sífilis, hepatitis, herpes, parasitosis, entre otros).
Muchos de los jóvenes no toman las prevenciones adecuadas, entre las que se encuentran, la no utilización o la mala utilización de métodos anticonceptivos y profilácticos, como la no utilización de preservativos o de otros métodos anticonceptivos.
Entre los factores que juegan un papel importante en el incremento de las enfermedades de transmisión sexual encontramos:
• La edad cada vez más temprana de la primera relación sexual.
• El aumento de la actividad sexual de los adolescentes: número de parejas y contactos.
• La desaparición del miedo al embarazo, dada la facilidad del uso de los métodos anticonceptivos.
• El convencimiento generalizado de que muchas de estas enfermedades, son, hoy en día, fácilmente curables.
• La mayor movilidad de la población de diferentes nacionalidades.
• La promiscuidad sexual que existe en algunos grupos de población.
• El aumento del número de cepas de algunos gérmenes resistentes a los anti-infecciosos tradicionales.
• La existencia de un mayor número de personas que se comportan como asintomáticos portadores, pero que pueden contagiar.
Por otra parte, hay que tener en cuenta los riesgos que tiene el hecho de mantener relaciones sexuales bajo los efectos del alcohol y / o otras drogas, debido a que el adolescente puede no ser consciente de lo que hace y puede que no ponga los medios adecuados o que no sepa lo que hace ni con quien mantiene relaciona sexuales. Asimismo, por otra parte, ha aumentado el número de tratamientos postcoitales, después de haber transcurrido pocas horas, lo cual a su vez facilita a los jóvenes de forma errónea a la no precaución ni prevención en el momento de mantener relaciones.