Una característica de los adolescentes es que pueden tener episodios en que se sientan inseguros, siendo muy susceptibles a las influencias que ejercen sobre ellos las personas de su entorno, lo que puede afectar su auto-concepto y facilitar una baja valoración personal.
Algunos de los signos de alarma que expresan un bajo auto-concepto son:
• Mostrar una infravaloración excesiva, incluso pueden llegar a odiarse.
• Hacer reproches y autocríticas desmesuradas.
• Tener una autoimagen deteriorada.
• Hacer verbalizaciones negativas: "no sirvo para nada", "no llegaré a ser nada".
• Expresar sentimientos de inutilidad o de culpa inapropiados o excesivos.
• Mostrar sentimientos de no sentirse aceptado ni querido.
• Presentar estos síntomas acompañados de tristeza.
• Que los síntomas descritos interfieran en su funcionamiento cotidiano.
El adolescente con altos niveles de malestar personal, vinculados a un bajo auto-concepto, a una baja autoestima y a otros factores desencadenantes, puede manifestar pensamientos de muerte y/o ideaciones suicidas. Un adolescente que piensa en el suicidio puede:
• Hablar sobre el suicidio o la muerte en general.
• Hablar sobre sentimientos de desesperanza y de miedo al futuro.
• Expresar deseos de "irse" para poner fin a su malestar.
• Presentar elevada tristeza, con signos como apartarse de los amigos y la familia, pérdida del deseo de participar en sus aficiones y actividades preferidas, experimentar cambios en los hábitos alimenticios y del sueño, así como sentirse muy fatigado, desmotivado y apático.
• Presentar comportamientos autodestructivos.
• Autolesionarse.
• Pensar en maneras activas de suicidarse.
• Hacer escritos de despedida o regalar objetos personales, que son siempre signos muy importantes de alarma.
Si se observan estas conductas, hay que pedir ayuda a un profesional de la salud mental, y prevenir la aparición de conductas suicidas.