El humor del adolescente es lábil, y no facilita la detección de los signos de alarma. Lo que un día parece no tener solución, puede ser olvidado en la semana siguiente. Es frecuente que aparezcan estados pasajeros de mal humor o irritabilidad ya que el adolescente no controla fácilmente sus emociones. Simplemente, se ve inmerso en las variaciones normales de su humor y se muestra más reactivo y con un menor control emocional.
En comparación, el mal humor e irritabilidad patológicos son más agudos. Pueden estar muy serios, enfadados con el mundo, gritar, agredir, romper materiales, intimidar, faltar al respeto y en algunos casos presentar conductas negativistas y disociales.
Estas conductas constituyen un signo de alarma si el estado de mal humor e irritabilidad aparece en un adolescente que anteriormente no presentaba estas características, presentando perdurabilidad en el tiempo y alterando su vida social, familiar o escolar. Sin embargo, el mal humor e irritabilidad pueden aparecer en consonancia con distintas variantes patológicas, como problemas adaptativos probablemente causales, problemas de ansiedad que producen reactividad emocional, y si se presentan junto a sentimientos de tristeza nos muestran la presencia de un trastorno del estado de ánimo.
Por este motivo, si se detectan estas características sería necesaria una evaluación por un profesional de la salud mental que pueda precisar si las variaciones del humor corresponden a un estado normal o al inicio o de un trastorno afectivo o depresión.