El adolescente con un trastorno psicótico incipiente percibe su propia identidad como alterada, se siente irreal, extraño y espectador de sí mismo. Puede sentir una extrema preocupación por ideas extrañas siempre sobrevaloradas y por cuestiones abstractas, filosóficas, políticas o religiosas, que saca en su análisis totalmente fuera de contexto, expresando miedo a perder el control de la mente.