Hay que decir en primer lugar que la ansiedad es connatural al estilo de vida actual. En nuestra sociedad la eficacia y el rendimiento se han convertido en valores prioritarios al margen de sus consecuencias estresantes.
La ansiedad es un hecho no necesariamente patológico que puede aparecer ante cualquier eventualidad, que acose el yo personal, bien por razones de tipo físico o psíquico. No siempre es fácil establecer diferencias entre la ansiedad normal y la patológica, ahora bien, ésta se caracteriza por ser excesivamente desproporcionada y persistente ante el estímulo, condicionando un estado de alerta y de hiperactivación excesivo que afecta el rendimiento y la conducta adaptativa.
Aunque en la actualidad usamos de forma indiferente los conceptos de ansiedad y de angustia (su mutua implicación lo justifica), son bastante diferentes y dentro del infancia y la adolescencia su diferencia es fundamental para una buena práctica diagnóstica y terapéutica. Sir Anbrey Levis en una extraordinaria publicación del año 1967 "Problems Presented by Psychopatology" analizó sus connotaciones fundamentales, en síntesis la ansiedad (etimológicamente incomodidad) se relaciona con el componente psíquico y la angustia (etimológicamente construcción) con el componente físico del estado emocional.
La ansiedad puede ser una experiencia humana normal, puede formar parte de la clínica de enfermedades pediátricas y de otros trastornos psiquiátricos y puede constituir un auténtico trastorno cuando la angustia es el síntoma predominante y tiene claras repercusiones en el bienestar psicosocial.
Desde otro punto de vista ya partir de los trabajos de Spielberger ha considerado la ansiedad patológica como rasgo y como estado, aunque las dos pueden encontrarse dentro de la misma persona. La ansiedad estado implica la ansiedad del presente mientras que la ansiedad rasgo se refiere a la tendencia habitual de las personas para reaccionar de forma ansiosa. La ansiedad estado valora más la ansiedad reactiva ante un estímulo, mientras que la ansiedad rasgo se refiere más a factores temperamentales o de personalidad.
Más recientemente Sheehan diferencia la ansiedad exógena (que aparece en relación a conflictos externos, personales o psicosociales) de la ansiedad endógena (de causa orgánica en personas con predisposición genética y antecedentes familiares de angustia). La primera es habitualmente más sensible a la psicoterapia y la segunda a los tratamientos psicofarmacológicos.