Las situaciones más comunes que generan preocupación en la adolescencia están relacionadas con el ámbito académico, social, inquietudes sobre el futuro y dinámicas relacionales familiares. La preocupación es un sentimiento adaptativo que conduce a un esfuerzo para conseguir buenas metas y madurar.
Hay que diferenciar las preocupaciones normales de la sobre-preocupación. Se considerará signo de alarma cuando hay preocupaciones generalizadas, existiendo una tendencia a interpretar la realidad de forma ansiosa, es decir, que las preocupaciones se producen de forma excesiva y constante, provocan angustia significativa e interfieren en la dinámica cotidiana del adolescente, produciendo en la mayoría de casos conductas reactivas, somatizaciones, conductas de bloqueo emocional y conductas de evitación y negación.
El perfeccionismo es una característica de personalidad, que tiene como objetivo buscar buenos resultados, y que se acompaña de auto-exigencia y establecimiento de metas elevadas. En un grado adaptativo puede conducir a importantes esfuerzos y consecuentes buenos resultados. Es patológico cuando el adolescente no es capaz de valorar sus logros, cuando genera autocrítica negativa de lo que se considera siempre insuficiente a nivel de resultados, cuando establece metas desmesuradas y se siente fracasado al no conseguirlas, sin ser capaz de valorar su esfuerzo, mostrando inseguridad, sobre-preocupación y angustia.