Todo niño/a sufre algún tipo de preocupación en un momento de su vida, es un sentimiento adaptativo, ya que lo prepara para la acción.
Pero, hay que distinguir este tipo de preocupación de las conductas que manifiestan una elevada ansiedad, interfiriendo significativamente en el desarrollo y el bienestar normal de la vida del niño/a.
Los principales signos de una alteración emocional de este tipo son la alta intensidad y continua preocupación así como una anticipación de la situación como peligrosa antes de que ocurra. (Por ejemplo: sufrir por tener miedo a una situación del futuro). Es decir, el niño/a mantiene una preocupación excesiva y anticipatoria por algún aspecto determinado lo que le crea ansiedad, generalizándose a otras situaciones.