En el primer mes deberíamos observar los puños apretados, llevar las manos a la boca y hacer movimientos reflejos marcados, como el reflejo de buscar y de succionar, el reflejo de "moro" (ante un sobresalto responde abriendo brazos y piernas), o el de la "marcha" (si le aguantamos por las axilas moverá las piernas como si andase al tocar una superficie), y el reflejo palmar y plantar (coge el dedo con manos y pies). Los movimientos son inicialmente inconexos, espasmódicos y poco a poco se desarrollan unos más suaves. Dentro del primer mes irá aprendiendo a levantar un poco la cabeza y en posición prona (estirado boca abajo) podrá levantarla también un poco para girarla.
En el segundo y tercer mes, sigue la actividad refleja, los brazos se abren hacia fuera, abre las manos y puede retener objetos; las piernas se vuelven más fuertes y activas ( se estiran de la postura arqueada, y puede comenzar a darse la vuelta y colocarse boca arriba), también hay un aumento de la fuerza del cuello, pasando a levantarlo para mirar alrededor suyo unos segundos y a poder mantenerlo con más fuerza intentando levantar el pecho.
En el período entre el cuarto y el sexto mes, el niño debería darse la vuelta boca arriba y abajo (volteo), comenzar a sentarse apoyando los brazos y progresivamente sin apoyo, alargar el brazo y coger objetos, soportar el peso del cuerpo con las piernas, pasarse objetos de una mano a otra, y usar la prensión manual global (prensión con fuerza).
Sería una señal de alarma significativa a los 3 meses que no sostuviera la cabeza, o que presentara hipotonía o hipertonía muscular.
A los seis meses constituiría una señal de alarma que el niño no hiciera el volteo, no retuviera los objetos con las dos manos y no mantuviera la cabeza y el pecho hacia arriba estirado boca abajo y apoyado en sus brazos (posición prono).