El miedo es un mecanismo natural que alerta al niño/a de un peligro con riesgos innecesarios. No obstante, cuando los miedos son desproporcionadas, persistentes e interfieren en la vida diaria del niño/a, estamos ante un trastorno emocional importante. Son desproporcionadas: cuando el objeto que causa el miedo no es amenazado y el niño presenta unas reacciones exageradas y persistentes cuando los miedos pueden aparecer en cualquier momento. Los niños que presentan miedos importantes no siempre son capaces de manifestar su malestar real a través del lenguaje; por tanto, nos tendremos que fijar en las conductas que manifiestan para determinar si detrás el miedo hay una alteración emocional significativa, haciendo referencia a aspectos de ansiedad. Los principales indicadores de una posible alteración emocional que requiere ayuda son los siguientes:
- Dificultad para separarse de los padres.
- Miedo a que les pase algo a los padres.
- Dificultades con las relaciones sociales.
- Resistencia a quedarse solo con personas no familiares.
- Dificultades para dormir solo.
- Presencia recurrente de pesadillas.
- Quejas de que le duele la barriga, la cabeza, etc ...
- Preocuparse demasiado por las cosas.
Publicado en: Revista Todo Sant Cugat, n.1362
Fecha: 3 de mayo de 2013