Publicado en: Revista Tot Sant Cugat, n.1402
Fecha: 14 de febrero de 2014
A lo largo de la etapa escolar los niños o adolescentes pueden mostrarse preocupados por diferentes motivos (los exámenes, la relación con los amigos, la imagen personal ...).
Es decir, pueden presentarse ideaciones o preocupaciones mínimamente obsesivas de carácter benigno y que no requieren ningún tipo de intervención.
Las obsesiones tienen un valor clínico cuando se traducen en pensamientos repetitivos de carácter impulsivo, recurrentes, persistentes y excesivos que no se pueden controlar, causando una elevada ansiedad y alteración del bienestar personal.
Muchas veces estas obsesiones se acompañan de actos repetitivos o compulsivos (por ejemplo, ordenar repetidamente y de forma excesivamente perfeccionista y simétrica unos determinados objetos, lavarse continuamente las manos aunque estén suficientemente limpias, realizar una acción un número determinado de veces , etc.).
Estas obsesiones (pensamientos) y compulsiones (actos) que interrumpen significativamente las actividades cotidianas y alteran el propio bienestar, pueden constituir un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), trastorno ya de relevancia no específicamente emocional y que requiere de intervención médica y psicológica especializada.