Los jóvenes con problemas con las drogas pueden tener cambios de humor repentinos, reacciones desproporcionadas con la situación, crisis de rabia, así como cambios en su carácter habitual, mostrando también una significativa labilidad emocional. Pueden volverse más indiferentes, indolentes, introvertidos, impulsivos, irresponsables e irritables.
También se dan cambios del estado anímico centrados en la insatisfacción y frustración constante. Hay siempre que diferenciar un posible trastorno del estado de ánimo de "per sé" del provocado por algunas sustancias tóxicas.
A menudo, estos jóvenes aprenden a consumir drogas para modificar su estado de ánimo y sentirse subjetivamente mejor. En estos casos nos podríamos también preguntar: ¿El consumo de ciertas drogas podría ser una forma de automedicación en un joven no diagnosticado de depresión?