Es la etapa de transición entre la infancia y la vida adulta, es la despedida de las dependencias infantiles y un continuo esfuerzo para lograr un conocimiento personal satisfactorio.
El adolescente es un viajero sin mapa, que ha abandonado una localidad sin conocer del todo la siguiente. Es una etapa de cambios continuos e inesperados que se mueven entre las libertades del pasado y las responsabilidades del futuro.
Es también, y fundamentalmente, una etapa de cambios bienvenidos, crisis bienvenidas y adaptaciones bienvenidas.
Hay signos clínicos que nos llevan a pensar que los jóvenes pueden estar consumiendo algún tipo de sustancia tóxica. Entre estos factores encontramos la pérdida de apetito y de peso notable, a raíz del consumo continuado de alguna sustancia. Esta pérdida de apetito y de peso se hace palpable y preocupante cuando el consumo es crónico, sobre todo si descartamos cualquier problema de salud, tipo de dieta o alteración alimentaria que pudieran justificar esta pérdida de peso.
Otro signo evidente, es la sensación de fatiga y somnolencia que provocan muchas drogas tóxicas. Estos chicos se quejan contínuamente de su salud, en base a ello hay que distinguir la fatiga o cansancio producido a raíz de una actividad física o mental, de la fatiga crónica que experimentan estos jóvenes, sin motivo aparente.
Por otra parte es frecuente la aparición de problemas de visión, entre los que destacamos los ojos rojos, especialmente en los que consumen cannabis (marihuana). Asimismo, otras sustancias producen alteraciones como ojos secos, sin brillo, pupilas más pequeñas (o miosis, por derivados opiáceos como la morfina y la heroína) o más dilatadas (o midriasis, por alcohol, anfetaminas, cocaína, MDMA o también conocido por éxtasis, LSD, etc) de lo normal, pérdida de visión súbita, o lagrimeo, entre otros. Hay que distinguir que el cannabis (marihuana) no modiifica la pupila.
Cuando el consumo de sustancias es continuado, pueden aparecer otros signos, como son el deterioro de la higiene personal y la despreocupación por la apariencia. Pueden haber cambios en la forma de vestir, otros no se preocupa por mostrar una buena apariencia, así pues suelen descuidarse y dejan de lavarse con la necesaria frecuencia.
Esto no quiere decir que inequívocamente el joven consuma drogas, sino que puede ser una señal que nos alerte, sobre todo por lo que representa de cambio brusco con respecto a la vida cotidiana.
Los jóvenes con problemas con las drogas pueden tener cambios de humor repentinos, reacciones desproporcionadas con la situación, crisis de rabia, así como cambios en su carácter habitual, mostrando también una significativa labilidad emocional. Pueden volverse más indiferentes, indolentes, introvertidos, impulsivos, irresponsables e irritables.
También se dan cambios del estado anímico centrados en la insatisfacción y frustración constante. Hay siempre que diferenciar un posible trastorno del estado de ánimo de "per sé" del provocado por algunas sustancias tóxicas.
A menudo, estos jóvenes aprenden a consumir drogas para modificar su estado de ánimo y sentirse subjetivamente mejor. En estos casos nos podríamos también preguntar: ¿El consumo de ciertas drogas podría ser una forma de automedicación en un joven no diagnosticado de depresión?
A nivel mental, también se producen cambios en la forma de pensar, atender o memorizar. Así pues, algunos ejemplos son la disminución de la capacidad atentiva, creativa e intelectual por parte del cannabis, el deterioro del pensamiento de los opiáceos, inhalantes, cocaína o alucinógenos, los problemas de atención y memoria de los tranquilizantes, el deterioro de la capacidad mental y emocional del alcohol, etc. Con el consumo son habitualmente muy palpables los problemas para atender y memorizar, ya que la mayoría de sustancias tóxicas disminuyen la efectividad de estos procesos mentales, pudiendo provocar alteraciones de significativa relevancia neurológica, como trastornos amnésicos y disminución de los tiempos de reacción y alerta .
Hay que conocer que una de las causas más importantes del fracaso escolar actual es el consumo de sustancias tóxicas.
Con el desarrollo de las nuevas tecnologías en la sociedad actual, es habitual el uso de internet y videojuegos. En base a ello hay que saber distinguir entre lo que es una simple afición de una adicción propiamente dicha.
A veces nos encontramos con un perfil de joven introvertido, tímido y con un bajo estado de ánimo, y con algunos factores sociofamiliares que le facilitan el hecho de aislarse de la realidad que le rodea mediante el uso de estas tecnologías. Sin embargo, esto no es un factor único, sino que existen muchos otros jóvenes que se "enganchan" con Internet y los videojuegos, a pesar de tener unas adecuadas habilidades sociales.
Hablaremos de adicción cuando implique un deterioro en las actividades cotidianas del adolescente con afectación significativa de su bienestar adaptativo personal, familiar y académico, observándose un aumento progresivo del número de horas que el adolescente invierte en estas actividades virtuales en detrimento fundamentalmente de su vida social.