Hay signos clínicos que nos llevan a pensar que los jóvenes pueden estar consumiendo algún tipo de sustancia tóxica. Entre estos factores encontramos la pérdida de apetito y de peso notable, a raíz del consumo continuado de alguna sustancia. Esta pérdida de apetito y de peso se hace palpable y preocupante cuando el consumo es crónico, sobre todo si descartamos cualquier problema de salud, tipo de dieta o alteración alimentaria que pudieran justificar esta pérdida de peso.
Otro signo evidente, es la sensación de fatiga y somnolencia que provocan muchas drogas tóxicas. Estos chicos se quejan contínuamente de su salud, en base a ello hay que distinguir la fatiga o cansancio producido a raíz de una actividad física o mental, de la fatiga crónica que experimentan estos jóvenes, sin motivo aparente.
Por otra parte es frecuente la aparición de problemas de visión, entre los que destacamos los ojos rojos, especialmente en los que consumen cannabis (marihuana). Asimismo, otras sustancias producen alteraciones como ojos secos, sin brillo, pupilas más pequeñas (o miosis, por derivados opiáceos como la morfina y la heroína) o más dilatadas (o midriasis, por alcohol, anfetaminas, cocaína, MDMA o también conocido por éxtasis, LSD, etc) de lo normal, pérdida de visión súbita, o lagrimeo, entre otros. Hay que distinguir que el cannabis (marihuana) no modiifica la pupila.