La atención puede entenderse como el proceso psicológico implicado directamente en los mecanismos de selección, distribución y mantenimiento de la actividad psicológica. Bajo el rótulo de problemas atencionales, se han incluido, la distracción sobre tareas de rendimiento, las percepciones de los profesores sobre la concentración del niño, la atención selectiva, la atención dividida y la atención sostenida (probablemente la más determinante en dificultades académicas). Normalmente los padres y profesores se quejan de que el niño falla en la atención de los pequeños detalles, que tiene dificultad en mantener la atención en las diferentes actividades, parece que no escuche cuando se le habla directamente, no sigue las instrucciones y no finaliza las tareas escolares (no por negativismo), tiene dificultad en organizar sus actividades, evita trabajos que requiere de un esfuerzo mental sostenido, pierde cosas a menudo, se distrae fácilmente ante estímulos externos, o es descuidado en sus cosas.
Dentro de este apartado, podemos distinguir entre el déficit de atención sin hiperactividad ni impulsividad (cuando la conducta está preservada), y el déficit de atención con hiperactividad y/o impulsividad.
Es necesario también identificar bien los alumnos que pueden presentar un trastorno restrictivo de la atención, son niños que presentan las siguientes características:
a-Baja velocidad de procesamiento de la información (son niños excesivamente lentos)
b-Dificultades en atención selectiva (no pueden responder ante un estímulo e ignorar otros al mismo tiempo)
c-Mayor afectación de la memoria de trabajo (tienen dificultad para mantener la información dentro de la mente y operar con ella)
d-Dificultades epicríticas (su psicomotricidad fina es de baja calidad)
e-Poca popularidad y cierto aislamiento social (son bastante tímidos y tienen bajas habilidades sociales)
f-Trastornos internalizantes (tienen dificultades para expresar sus emociones)
Por otra parte, en cuanto a la memoria, habría que distinguir en primer lugar los diferentes tipos de memoria, por diferentes canales sensoriales: memoria auditiva, visual y visomotora. La primera, la auditiva, se refiere a la habilidad que tienen los niños para retener y recordar la información que les llega por el canal auditivo. La memoria visual se refiere a la habilidad para recordar con precisión experiencias visuales previas. La última, la memoria visomotora es la habilidad para reproducir experiencias visuales previas en la forma motora adecuada. También podemos hacer una distinción en referencia a la duración en que se retiene la información, en base a ello nos podemos encontrar con la memoria a corto plazo, en que se retiene la información de una manera consciente, con duración limitada (unos minutos) y con una capacidad máxima de 5 ó 6 ítems y la memoria a largo plazo, que permite mantener la información permanentemente, su capacidad es ilimitada y la información se mantiene de forma inconsciente, a no ser que la hagamos consciente cuando la queramos recuperar.
Asimismo, también tenemos la memoria semántica, que es la memoria necesaria para la utilización del lenguaje, la memoria episódica que almacena experiencias e información vital y biográfica, y la memoria de reconocimiento que nos permite reconocer o identificar algo que hemos percibido anteriormente .
A nivel escolar, se pueden observar déficits en cualquiera de los tipos mencionados, así pues nos podemos encontrar con niños que no retienen bien las explicaciones orales del profesorado, o bien muestran dificultades a la hora de estudiar con imágenes visuales, o retienen bien durante un periodo de tiempo corto pero con el transcurrir el tiempo ya no se acuerdan. Por todas estas razones, es necesario identificar bien estas variables ante un niño con un trastorno del aprendizaje escolar.