"Es agotador, y no puedo más".
Puede ser por el orden, la comida, la limpieza, los estudios o la hora de volver a casa. El motivo puede diferir, pero los conflictos muchas veces son el denominador común a la hora de relacionarnos con los adolescentes. "Cada fin de semana es un conflicto, explicaba una madre a la consulta. Con 14 años quiere quedarse solo y no nos quiere acompañar a ninguna actividad familiar porque dice que con nosotros se aburre, hacemos lo que hacemos ..." .
En estas edades, es muy frecuente que los intereses de los padres y adolescentes no coincidan en el espacio ni en el tiempo. El problema es que a veces tenemos miedo de que se enfaden y se les y concede todo. Si el clima queremos que mejore, es importante establecer pautas y poner límites. Es importante encontrar momentos para hablar de lo que ha pasado, pero fue oportuno en el momento adecuado es básico tanto como evitar enfrentamientos en una situación de crisis. Partiendo de estas premisas podemos mejorar los conflictos con los hijos adolescentes que son inherentes a esta fase del desarrollo, sin interferir en el evolución de su personalidad ya la vez manteniendo nuestro autocontrol como adultos.
Publicado en: Revista Todo Sant Cugat, n.1364
Fecha: 17 de mayo de 2013