Es la etapa evolutiva que comprende desde el nacimiento hasta la etapa preescolar.
Es uno de los momentos de desarrollo con mayor capacidad de cambio ya que el cerebro todavía se está formando. En estos años un ser indefenso y sin capacidad para sobrevivir se convierte en un niño que piensa y se emociona, que habla y corre, que se relaciona y empieza a utilizar sus experiencias.
Cualquier problema tiene ahora una solución más fácil, es el mejor momento para poder prevenir, detectar, diagnosticar y tratar cualquier trastorno neurobiológico y/o psicoeducativo.
Las rabietas y las alteraciones funcionales del comportamiento se inician habitualmente en la etapa del desarrollo en torno a los 2 años. Representan, paradójicamente, signos positivos y expresivos de una personalidad en formación, así como una manera inmadura de expresar la frustración. Sin embargo, la intensidad y la frecuencia determinan si estamos ante un trastorno del comportamiento sin control. También es un signo de alarma cuando vemos que estos comportamientos no se reducen estableciendo las pautas oportunas. En los peores de los casos, el niño puede provocar daños considerables como romper objetos, agredir a personas o hacerse daño a sí mismo.
Asimismo, tendremos que preocuparnos si estas rabietas y alteraciones funcionales del comportamiento se dan en diferentes ámbitos (escuela, casa, calle, etc.), y si los padres observan que no tienen capacidad educativa para reducir estos comportamientos, provocando que ellos mismos pierdan el control.
Las conductas hiperactivas se manifiestan principalmente por una gran dificultad por parte de los niños para estar físicamente quietos cuando las situaciones lo requieren, con una elevada impulsividad e inquietud motriz. Podemos reunir las principales características en las siguientes variables:
• Son niños muy inquietos.
• Están siempre moviéndose y tocando las cosas.
• Pueden moverse mucho durante el sueño.
• Corren y trepan en exceso.
• Tocan demasiado los objetos y los rompen
• Se aburren con facilidad.
• Se hacen daño a menudo.
• Rompen juguetes.
• Tienen dificultades para jugar y divertirse en silencio.
• Son incapaces de relajarse.
• Siempre están al límite del peligro.
• No tienen tiempo de espera.
• Constantemente llaman la atención.
• Necesitan supervisión constante.
Les conductes negativistes i desafiants es manifesten per un patró del comportament negativista, desafiant, desobedient i hostil que dona lloc a discussions amb el adults, amb comportaments poc cooperatius cap als companys o les persones en un rol d'autoritat, alterant la seva conducta adaptativa de manera significativa en la majoria dels àmbits on es mou (família, escola, social, etc). Les característiques principals del comportament negativista desafiant són:
Hem de diferenciar aquestes conductes purament negativistes desafiants, de les conductes desafiants reactives funcionals dels nens davant l'actuació dels pares per ser massa permissius o autoritaris.
Los niños de 0 a 4 años que presentan alteraciones emocionales difícilmente son capaces de verbalizar su malestar a través del lenguaje, por lo que nos tendremos que fijar en las conductas que manifiestan, para valorar si pueden presentar una alteración emocional significativa, haciendo referencia principalmente a aspectos de ansiedad y/o miedos. Los principales indicadores de una posible alteración emocional son los siguientes:
• Dificultad en separarse de los padres.
• Miedo a que les pase algo a los padres.
• Miedo a perderse.
• Negarse a ir a la escuela para separarse de los padres.
• Resistencia a quedarse solo con personas no familiares.
• Dificultades para dormir solo.
• Presencia recurrente de pesadillas.
• Quejas de que le duele la barriga, la cabeza, etc.
• Preocuparse demasiado por las cosas.
De la misma manera que en las alteraciones emocionales, con las alteraciones afectivas y en los niños de 0 a 4 años nos tendremos que fijar en las conductas que manifiestan para determinar si hay una alteración afectiva o del estado de ánimo significativa. Destacamos los siguientes puntos como aspectos principales que pueden hacer pensar que un niño presenta una alteración afectiva o del estado de ánimo:
• Tiene cambios en el estado de ánimo y mal humor.
• Presenta irritabilidad y se enfada fácilmente.
• Se encuentra triste y quiere estar sólo.
• Llora fácilmente.
• Apenas sonríe.
• Tiene dificultades para divertirse, no le gusta apenas nada.
• Tiene dificultad para conciliar el sueño
• Está cansado con frecuencia.
• No come bien y apenas tiene apetito.
• Se relaciona poco con los demás niños.
• Se mueve poco, es poco activo.
• Se queja normalmente de que le hace daño la cabeza, la barriga, etc.