Es el período de desarrollo que empieza con el inicio escolar y finaliza con la adolescencia.
A esta edad el niño tiene que salir de su casa y entrar en un mundo desconocido, donde las personas que formaban su familia y su mundo hasta ese momento se quedan fuera. Su éxito o fracaso en este período dependerá en parte de las habilidades que haya desarrollado en sus años de vida anteriores. Este hecho marca el inicio de contacto del niño con la sociedad a la que pertenece, la cual le exige de nuevas habilidades.
Por otro lado, la relación con sus padres cambia iniciándose un proceso gradual de independencia y autonomía, donde aparece el grupo de amigos como un referente importante que se constituye como uno de los ejes centrales de su desarrollo.
A menudo nos encontramos con niños que no tienen una patología o trastorno de conducta específico, sino que son niños más bien rebeldes, que les cuesta asumir y aceptar las normas. Estos, suelen no obedecer ni a padres ni a otros adultos o figuras de autoridad, y no sólo es el hecho de no cumplir alguna norma, ya que esto puede ocurrir en la mayoría de niños, sinó que estos desobedecen constantemente todo el tiempo, incluso en situaciones donde el castigo es serio.
Esto puede tener varias causas: o bien discrepancias educativas entre padres, formas muy autoritarias o muy permisivas de tratar al menor, o bien puede ir asociado a otras alteraciones conductuales más significativas.
A veces, los padres, no educan con una disciplina adecuada, o no aplican castigos o consecuencias a las malas conductas, así pues hablamos a menudo de padres demasiado sobreprotectores, que les cuesta negar cosas al hijo: el hecho de decir NO.
Así pues, el niño y la niña aprenden a tenerlo todo y a hacer lo que quieren, aunque se nieguen a cumplir normas y órdenes.
Hay que entender que los niños nacen sin conocer lo que está bien y lo que no, por eso necesitan que sus modelos educativos principales (padres y maestros) les enseñen a distinguir el bien del mal, a cumplir las normativas tanto en el entorno familiar como en otros (escolar, extraescolar, etc.), y que el hecho de no cumplir las normas puede tener consecuencias.
Nos referimos por conducta hiperactiva aquel estado de los niños caracterizado por un exceso de energía e inquietud psicomotriz, que se muestra en forma de movimientos constantes, así como por dificultades para mantenerse quieto y tranquilo cuando la situación lo requiere. Es uno de los síntomas principales del TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad-impulsividad). Entre las características más importantes de estos niños, destacan las siguientes:
• Son inquietos y movidos.
• Están siempre moviéndose y tocando todas las cosas.
• Se mueven mucho durante el sueño.
• Corren, saltan y trepan excesivamente.
• Se aburren con facilidad.
• Se enredan con sus manos y pies, o se mueven exageradamente en su lugar.
• Mueven en exceso pequeños objetos, como lápices, gomas, etc. y se les caen con frecuencia al suelo.
• Destrozan objetos y juguetes.
• No pueden mantenerse sentados durante mucho tiempo (excepto en aquellos juegos o actividades de mayor interés para ellos).
• Tienen dificultades para jugar o divertirse en silencio y con tranquilidad.
• Hablan en exceso.
• Interrumpen en el aula, casa y situaciones sociales.
• Son incapaces de relajarse.
• Son temerarios, no temen el peligro y realizan acciones que pueden ser peligrosas para ellos mismos.
• Rompen cosas a menudo.
Entendemos por impulsividad el hecho de actuar sin pensar. Son niños con un bajo control de los impulsos tanto a nivel cognitivo / reflexivo, como a nivel motor / físico, así como con muy baja tolerancia a la frustración. Por otro lado, podemos destacar la impulsividad de tipo emocional, que puede ir acompañada de alteraciones del estado de ánimo en base a una inadecuada gestión emocional y que no tiene por que estar relacionada con los problemas de conducta propiamente dichos, sino que es consecuencia de la propia impulsividad asociada con labilidad emocional.
Entre los principales síntomas de estos niños y niñas, destacan:
• Hablan y actúan sin pensar.
• A menudo, se precipitan en las respuestas antes de haber sido completadas las preguntas.
• Ven las consecuencias de sus actos más tarde de lo habitual y cuesta que aprendan de ellos.
• Pierden fácilmente la paciencia.
• Son desorganizados en general, con sus trabajos, los horarios, etc.
• Tienen una baja habilidad de planificación.
• Muestran excesivos cambios de unas actividades a otras.
• Interrumpen o se intrometen en las actividades y conversaciones de los demás.
• Necesitan supervisión constante.
• Tienen accidentes a menudo.
• Discuten, contestan y replican.
• Responden impulsivamente.
• Les cuesta perder, siempre quieren ganar.
• Se pelean por cualquier cosa.
• Tienen dificultades para esperar su turno.
• A veces, por estas actuaciones, son rechazados por sus compañeros.
• Destrozan sus propias cosas y las de los demás.
• Habitualmente se contradicen.
• Exigen inmediata satisfacción y respuestas a sus demandas.
• Tienen muy poca tolerancia a la frustración.
Son niños que presentan un tipo de comportamiento constante, en la que la actitud tiende a ser negativista, desafiante, desobediente, provocadora y en muchos casos hostil, dirigida principalmente a las figuras de autoridad. Entre los principales síntomas, tenemos:
• Los excesos de ira y cólera (rabietas)
• Discusiones frecuentes principalmente con los adultos, pero también con niños de su edad.
• Desafían activamente o se niegan a cumplir las demandas o normas de sus educadores.
• Llevan a cabo actos deliberados que molestan a otras personas.
• Acusan a los demás de sus propios errores o problemas de comportamiento.
• Se sienten fácilmente molestados por los demás.
• Se enfadan rápido y son resentidos.
• Habitualmente son rencorosos o vengativos.
Por último, comentar que la conducta de oposición puede tomar diversas formas, desde la pasividad extrema (no obedecer como costumbre y no hacer nada al respecto), hasta el otro extremo, como sería en forma de verbalizaciones de carácter negativo, con insultos, agresiones y hostilidad con resistencia física y agresividad hacia las figuras de autoridad en general.
Se trata de niños que muestran alteraciones de conducta de tipo disruptivo, con las que transgreden normalmente los derechos de los demás, así como las normas sociales propias para la edad que tienen. Asimismo, son niños a los que les cuesta adoptar el punto de vista de los demás y empatizar con ellos. Son niños que suelen recurrir a la violencia ya las mentiras cuando se sienten frustrados o no se salen con la suya. Entre otras características encontramos:
• Frecuentemente intimidan o acosan a otros (bullying)
• Recurren a la violencia fácilmente.
• Suelen iniciar peleas verbales o físicas con niños de su edad, pero también con sus progenitores y figuras de autoridad.
• Pueden utilizar objetos o pequeñas armas, que pueden causar daño.
• Han sido o son crueles físicamente con animales o personas.
• Se enfrentan a las personas, y pueden recurrir a robos
• Pueden causar daños y destrozos a objetos y mobiliarios o bienes públicos.
• A menudo engañan para conseguir favores o evitar obligaciones y responsabilidades.
• Pueden incluso huir de su casa durante la noche o el día .
• Tienen baja tolerancia a la frustración.
• No saben cómo solucionar y afrontar los problemas de forma pacífica y por la vía del diálogo.
• Se enfadan fácilmente, y siempre están implicados en problemas y peleas.
• Son muy impulsivos.
• No miden las consecuencias de sus actos.
• Son poco amables o educados.